martes, 22 de junio de 2010

oh.

Intentando salvar mi cabeza,desconsolada de la tranquilidad del aire y mis deseos perversos de volver al infierno de tu cuarto, atada a la idea del animal y su esposa muerta, y mis monstruos que rodean el hallazgo
del amor, del capricho, del delirio y la obsesión.
Estúpida, como antes de llegar, como cuando llegaba.

martes, 15 de junio de 2010

La ruta.

Cuando uno se queda pensando en los colores que toma la lengua al contacto con el mundo, entiende que el sabor verdaderamente importa.

Cuando el aire sabe a tranquilidad, cuando el aroma del cuerpo cambia con el agua del mar y las caras familiares agitan sus manos y bailan en un sin fin de posiciones un tanto extrañas, un tanto perversas, un tanto provocadoras de emociones nuevas, uno entiene que el sabor verdaderamente importa.

Fotos, videos, imágenes archivadas en el cerebro sin ayuda del historiador y su Lucía.

Poemas y tangos en la noche con el monstruo argentino, versos, besos y una cama sin alquilar.

El sabor importa, el sonido de la tierra y el dolor de los pies por la angustia de estar descalsos.

Importa el Sabor del hombre con extrañas formas de contar su vida, el multifasético y cobarde innato, el buen amante.

Viento, piel, el piso de arriba con ventana de ropa, timidez de 22 años de no haber visto un automovil, imágenes de nunca acabar, recuerdos de un oso de piel más oscura, antojos de jugo de maracuyá y café (por separado).

Los mismos pasos, los otros.

De nuevo los mismos pasos en la noche y la cama vacía, mis animales y el sonido de las ranas que no hacen parte del paisaje mental.

El juego y la mujer perfecta de cara al sol.

Lengua egocéntrica,
lengua dulce,
lengua asustada,
perversa, sucia, traviesa y cínica,
lengua dispuesta, lengua ordenada,
lengua quieta, inteligente y pulcra,
lengua atada a nuevas gargantas, lengua cansada.
Lengua mía, lengua prestada.


Cuando uno vive en otro mundo entiende que los monstruos habitan la cabeza de mujeres como yo, la acompañan en el camino al cielo y hasta le curan los pies heridos de sol, de piedras y trabajo.

Tu sabor verdaderamente importa

Los monstruos Se alimentan de mi lengua,
yo me aprovecho de ellos y me los como (a veces).