domingo, 29 de septiembre de 2013

cada día más

Y después de haber dicho mucho, uno se queda con la palabra a medias, la lengua mojada por el borde izquierdo, al que le corresponde el beso no dado, (siempre la melosería irrelevante del momento).

Aparecen los movimientos del cuerpo, como gusano retorcido haciendo una danza casi perfecta, casi observable por los vecinos.
Pongo los nombres sobre la mesa, trato de ordenar entonces mis gestos, les pongo un pedacito de papel de color; luego traigo las actitudes, cada una de ellas, me siento frente a la mesa con los ojos vendados y logro entender perfectamente la escasa sonrisa de la voz grave que me habla en las noches.
 Abro los ojos, pero ya no veo nada. 
De pronto, dice que estoy rara, distante,  perdida, que tengo saliva en la pierna porque las palabras ya no dicen nada.
 REAL, real es es escozor del pecho al contacto con las dudas de dueño de mi casa propia.

Venga, meta su mano en mi boca introduzca el brazo, úntese de mi a ver si encuentra lo que quiere, lo que quiere (es un placer decirlo), está. No se si lo que espera pero está. 
Lo que quiere salta a la vista, se mueve por su pantalla como en los juegos y le dice repetidas veces cosas que le suenan incoherentes con la actitud, la actitud de lo que usted quiere. 

Voy a dejar de preguntar, de observar de cerca, me tiro al viento como quien dice aprender a volar en el ciclo del sueño y me deslizo por su pecho, no hay mejor lugar para mi pelo ondulado y espeso de deseos por que vuelva pronto a mi casa propia, no es la misma que conoció, lo sabe bien, pero sí esta llena, llena de intenciones de que todo salga bien, como lo dijo. 



viernes, 20 de septiembre de 2013

Desde algún lugar del mundo.

Si es por darme gusto diría que existen aún esos ojos puestos en la palabra del día.
Hoy y como siempre, la lengua se deleita en el sabor de las historias, el registro se ha desdibujado en la materia viscosa y profunda que se combina con la mía en el beso compartido. 

La lengua, se mueve al ritmo de la pantalla que muestra el rostro conocido y amoroso, mientras los ojos extraños se deleitan con la belleza de sus muñecas de porcelana.
Reviso mi ruta a ver si encuentro un cabello, un brazo, un gorila conocido en la ventana... 
me detengo, 
lo pienso de nuevo y volteo a mirar como niña consentida y melosa.. la misma que se pone pesada con el novio  y le pide  descaradamente  que haga voz de nomo cuando quiere ser un ogro..
Tengo un sabor a música de pueblo en la boca, 
también a uña de dedo meñique de mano izquierda.