viernes, 28 de marzo de 2014

La presa se percata del cazador

Una espalda fría y húmeda,  la sensación perfecta de sus huesos de cadera aprisionados por mis piernas largas.
El gesto es el mismo, los ojos entrecerrados como desapareciendo, el movimiento de las manos como quien busca las medias bajo las cobijas y su boca, sobre todo su boca, roja y tibia.. Deliciosamente tibia.

Le creo, le disfruto, me aprovecho del tiempo, le robo un pedazo de vida y lo traigo a mi boca con la lengua, lo mastico, me alimento.

Hay una línea delgada que recorro como equilibrista, hago fuerza con mis piernas sobre la cuerda, su cuerpo responde y me sostiene, me habla, lo miro, vuelvo a creerle y disfruto su forma particular de tenerme.

Me tiene....
en versiones diferentes del mismo monstruo.


martes, 25 de marzo de 2014

no me dí la vuelta


Le había visto llegar, pero no me dí la vuelta, 
hice como si no supiera nada, como si no sintiera nada, como si estuviera ciega de razones.
Esperé su olor de cerca y sentí,
le sentí;
seguía intacto, tenía pegado a la piel algunas  historias e inmediatamente pensé que podría lavarle el cuerpo con agua de mi propio deseo, al fin y al cabo siempre ha sido mío, 
antes de verle, antes de besarle la muñeca de la mano izquierda, 
antes de dedicarle un tiempo en mis noches de color oscuro. 

Cuando estuvo lo suficientemente cerca me di la vuelta
y cuando ya no tuviera ninguna posibilidad de correr, le atravesé los dientes en el hombro y vi como su carne se caía a  pedazos sobre mis pies desnudos, 
me devolvió una mirada de aprobación y yo continué usando mis labios,
fui dibujando las texturas de su piel con los fluidos combinados que recuperé de nuestro primer encuentro.

Me había permitido  morder su hueso de cadera,
pero eso fue después,
pero eso fue mejor... 
Yo dialogué con las figuras dibujadas por mi lengua y le escribí palabras claras debajo de la primera capa de la piel.

El Monstruo se hizo monstruo,
jugó con mi pelo,
me habló de un viaje, de dos, de un tango también...

En ese momento recordé la niña de los pájaros en la parte de adelante del vehículo que transporta su alimento, la niña silenciosa, inmersa en los pensamientos propios,
recorriendo las escaleras que no conducen a ninguna parte. 

Yo volví al tango, y con todo lo que me hace  monstruo me lancé sobre su boca definida,
le recordé lo que ya sabía y le conté el final de la historia. 

Remembranzas de un balcón, de nuevo un parque, un cabello crespo y ahora un desconocido. 
Delirios que quedan en la piel muerta, delirios que viven en la piel florecida de palabras constantes.


Las heridas del hombro sanaron por completo, pero aún me duelen los dientes por el pedazo que cayó sobre mis pies. 




viernes, 21 de marzo de 2014

De lejos y callada.

Cuando le miro, me hago un dibujo claro de la forma en la que las cosas deben ser, sin lugar a dudas pienso en su hermano y las confesiones pasadas y aún cuando creo que todo cabe en el marco que dibujo...  me encuentro con esto.


Lo reconoce? (es un robo) Es fresco como el día, como su cara en los múltiples paisajes

Le hago parte de la tierra de los monstruos porque todo su nombre implica un deseo. 

La distancia me permite poner palabras en las hojas del tiempo que no es de nadie y crear de a poco una historia compartida que se queda quieta por las lineas iniciales de éste texto.

Usted me acompaña en mis noches. 
Nunca le pregunté ni pedí permiso, no le preguntaré ahora.. 


Monstruo conmigo, está dicho, mis antojos de hoy me permiten compartirlo.




martes, 18 de marzo de 2014

Domingos

No se en qué punto pasé a ser la amiga confidente.

Me hace pensar que la vida sigue, se modifica y cambia.

No se en qué punto me vi envuelta en esta sabana cómoda de mi soledad, pero untada de monstruos pasados.

Amorosos monstruos atentos a los cambios del clima. Preocupados por mi bienestar y mis pocas historias a la vista.

Le escucho los domingos, le veo de nuevo y reconozco sus miradas, sus formas particulares de comunicar sus miedos, sus posturas, sus formas de verse y sin lugar a dudas de verme.

Te miro de vuelta y siento una necesidad mentirosa de poner mi boca en tu espalda.

Deseo, ego, amor compasivo.

-Ya no importa nada- dijo.
y yo le creo.

Pendiente

Le había buscado durante una época dispersa, en movimiento. 
Le había mostrado en silencio mis intensiones, lo había mirado con deseo y fue evidente.

Pero no fue suficiente.

Los días pasaron, nos vimos en una situación particular y coincidimos en el deseo, pero no dejó marcas.

No pasó nada más allá de lo que pasa cuando el mismo deseo se encuentra sobre una cama vieja y me pareció curioso que aun sin saberlo se negara a pertenecer a esta tierra, y sin lugar a dudas me hizo el proceso más fácil, me hizo descubrir estilos ocultos de elección, formas diversas de aproximarme que resultaron no ser tan diversas.

Al final es solo un fragmento del tiempo. 

Las cosas son útiles en  el tiempo. Las personas también.

domingo, 9 de marzo de 2014

Un brazo .

A mi me dicen que no despierte a los muertos, que no le haga fieroz a los monstruos del pasado porque puede ser perjudicial.
En una mañana como hoy me digo, cómo no hacerle cocos a mi brazo, mi monstruo de mar, mi lengua perfecta, mi pelo crespo, mis dedos descalzos, mi color púrpura...

Hablamos de tiempo compartido...

Había una vez un brazo, lo nombramos muerto por su perfecta inmovilidad en horas de la noche, lo nombramos sabio  por su forma de leer el cuerpo extendido y responder a las necesidades implícitas de la piel extendida sobre él, lo nombramos mío por hacer parte de lugares propios, de sensaciones que no están desligadas del lenguaje,por hacer parte de las historias que se cuentan con la boca (literal).


El brazo me habla bajito, me hace preguntas que conozco bien, responde coherentemente las mías y me hace ser lo que olvido por momentos.
El brazo no me envuelve, solo mantiene mi ritmo con un efecto de réplica.