lunes, 28 de diciembre de 2009

REcuento.


Y según parece diciembre tuvo algo que me mantuvo alejada de mí... no fuiste tú eso es seguro, sino estaría llenito como la barriga del polluelo y a reventar como mis oídos en las noches de llanto. Había una vez una encantadora princesa, que no se enamoró de un sapo ni un príncipe. Había una olla de sopa de avena, una cuchara de juguete y la señorita Vite. No cambió la forma de escribir pero si la sensación de las manos al hacerlo. Rapunzzel aunque no sea su nombre real; Anastasia que me recuerda a la cantante mejicana y con ella a mi amiga perseguida del destino y los gatos del lugar favorito del café y las buenas noche. Necesario volverse libre otra vez, así, con las palabras que surgen como cuando se abre con la lleve de tubo y las plantas agradecen con los colores que no percibo por mi falta de amor a ellas. Si el pez se llama chucha y chucha de cariño me decía la joven del mar, que delicia usar la palabra y las otras, las que hacen que la gente me mire como bicho... diferente al de la foto verde pero igual de especial. vale más hacer. pero pensar en ello me produce el escalofrío de estomago. Aun pienso en los crespos y me derrito. pienso en Sebastian y su ajeno te quiero. pienso en la sonrisa de mis muertos y pienso en el olvido de mis vivos. podría amarme en esta noche? con seguridad ...si he vuelto. (el sí no lleva tilde. ) y el punto está dentro del paréntesis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por darle un beso a mi ventana...