miércoles, 23 de marzo de 2011

La tarde.


Soledad, tuvimos una cita, el día estaba perfecto, calentó el sol, la brisa era maravillosa.
La soledad y yo nos dijimos verdades absolutas, innegables... mis adorables palabras surgieron como siempre, como los miedos, ligeros y rápidos. EL SILENCIO.
Los libros como compañía, no como escape, la libreta para contemplar la vida y la vista. Nos contamos historias del deseo, del que duerme en la cama contigua, de la habitación del lado, de la habitación en Colombia, Las charlas con la soledad son encantadoras, nos ponemos a inventar cuentos que se van con la brisa, los secretos vienen y van acompañados de visiones provocadas por familias enteras que se parecen a los algodones del parque, dulces y deliciosos. generaciones de deseo, dijo Vane... como en las películas?? le respondo que sí, sin dudarlo.
La soledad me trae las nostalgia de la compañera de mi vida, su voz lejos, me descuido y creo oír el celular, no es tan fácil. Le envío mi amor y le regalo mis historias en una libreta.
Le regalo las historias en la brisa, y como en las películas, espero que le acaricien mañana, y pasado, y el mes que viene.
Me repito una y otra vez que la vida es perfecta y entonces descubro que el sol no quemó mi piel esta tarde. ME DELEITO, UNA Y OTRA VEZ ME DELEITO.

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