miércoles, 15 de junio de 2011

Intento rehacer mis convicciones


Yo intento rehacer mis convicciones, ponerle nombre a la cosa, construir pensamientos positivos, deshacerme de los malos hábitos, pensar en grande mientras hago cosas pequeñas, intento concentrarme en lo que es realmente importante, fiarme de mis pensamientos recurrentes desligados del cuerpo. Intento no planear historias con los dedos entrelazados y la cabeza hacia atrás. Anulo las imágenes de mi almohada y sonrío por mi compañero de habitación, bendigo sus regalos a mi vida, disfruto volver a consentirle el cabello al vecino y amo profundamente los martes en familia. Me conmuevo con las historias de habitaciones vecinas y vivo uno a uno mis días en la ciudad. Me baño durante horas para limpiarme las tristezas después de haberlas disfrutado entre mis cobijas el día entero. Invoco a los monstruos del pasado con cada palabra que escribo mal en los textos e intento recuperar mis fases de sueño profundo. Rehago mis convicciones una vez más. Tengo malos días, días buenos, días maravillosos, pienso en María y sus nuevas historias, la filosofía Zen y la nueva sonrisa de Catica. Esta soledad tan diferente a la de otro tiempo me confronta con mi imagen en el gigante espejo del armario de mi habitación, aún consigo admirarme con sinceridad, (me tranquiliza) aunque en las fotos parezca borroso. Los mensajes de mi teléfono, mi pared y mi ventana confirman mis deseos que ser como el viento, (lo que sea que eso signifique).




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