Empieza con egos disueltos y mal formados,
le sigue el sonido de voces,
la música mal hecha y los ojos fijos en la presa.
Recurrir a tiempos pasados donde el ego permaneció intacto y darle un regalo a la lengua.
Reconoce unos ojos más jóvenes, no se asusta.
Ella se mantiene húmeda, se mueve, gira, se retuerse y vuelve satisfecha.
Ni palabras ni versos encontrados,
la piel se muestra como es, desprovista de razones
Piel de monstruo
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