jueves, 28 de octubre de 2010

Una rodilla

Días para terminar en una mesa cualquiera descubriendo el sabor del té.

Monstruos dignos de admirar, aunque su pierna falle. Le tengo un aprecio especial a la sensación que me genera escucharle, hablarle, creerle.

Y aún en su despedidas, sus saludos, sus jornadas laborales en las que yo era una observadora más ..... resulta encantador saborearle con la lengua antojada de aprender

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