Días para terminar en una mesa cualquiera descubriendo el sabor del té.
Monstruos dignos de admirar, aunque su pierna falle. Le tengo un aprecio especial a la sensación que me genera escucharle, hablarle, creerle.
Y aún en su despedidas, sus saludos, sus jornadas laborales en las que yo era una observadora más ..... resulta encantador saborearle con la lengua antojada de aprender
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Gracias por darle un beso a mi ventana...