No hago más que inventar historias sobre el parque y nosotros, no hago más que imaginar tu cara de sorpresa y deseo continuo al recibir las gerberas (que no cargo para darte). La ruta me perturba la cabeza y me pervierte el alma con ideas románticas sobre la música en le balcón y un trombón que ya no existe, unas manos a ritmo de banda y el cabello... como siempre el cabello.
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Gracias por darle un beso a mi ventana...