viernes, 16 de abril de 2010

Permitido Emocionarse.

Al hombre de un solo color (lo cual es fabuloso) le alimento con historias cortas de siempre,
él me llena la boca de lugares que no conozco y yo me saboreo mientras me transformo en un color rojo involuntario,
él se ríe de mi,
me pone tres adjetivos encima: seria, cerrada y de mal humor,
luego dice que no soy lo que soy, pero le gusta,
y yo me sigo saboreando en mi delgada boca.

Hablamos del perdón, del olvido y las historias que trae el amor, casi tan cercanas a la selva que me cuenta, pero menos amables que él.

Mi café se hace limonada y el suyo alcohol, volvemos a la llamada y la memoria de mi nombre.

le saboreo sin malicia ahora a él.

Le pregunto, Misteriosa... ¿como el gato?

Va a seguir siendo el mismo, aunque sea probable que le hagan cortar el cabello.

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