Es diferente de los muñecos del lugar pero más atractivo para el publico visitante, yo terminé con las actividades manuales hace ya algún tiempo, pero no con las ganas de aprender a usar las manos.Me hago vulnerable a las historias que me rodean, y aun cuando el silencio sea tan perfecto, me pregunto por el calor de las manos y el frío de afuera por los bostezos y los recuerdos tristes de ambos.
Un respiro a mi fantasía desperdiciada.
Puntos a la piel gastada que se recupera satisfactoriamente con los poderes del hombre de las historias que me cuenta.
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Gracias por darle un beso a mi ventana...