a lavar la mochila.

Estos músicos exquisitos le rinden tributo, yo siento un nudo en la garganta y quiero escupir la voz que debe salir del estómago y se siente como cuando veo repetidamente los videos del fabuloso Gareth Malone, y pienso el los crespitos del director, y me duele entonces la segunda cabeza (Risa).
Estos ojos deseantes y esos ojos desafiantes que se tornan agresivos, la mano sudorosa de la muñeca del campo, la sonrisa nerviosa del hombre que camina con el viento y su forma inconsciente de decirme la verdad. La silla roja, la media agotada por el tiempo, la mujer agotada de tanto ser fiel, los dos espectadores y la nueva pareja. El arroz color zapote y el sabor del limón,
mi soledad y mi lengua seca.