Las respuestas esperadas resultan como siempre, aunque distraen los pensamientos incoherentes y hacen del tiempo una forma agradable de dejar el almuerzo atras.
Yo le cuento a mis amigos las pocas historias y ellos me divierten con sus tristezas.
Mi cuerpo se humedece y me quito las cobijas... mi compañero duerme con una sabana cada noche y el otro se calienta con sus brazos y me hace reir.
Nos hacemos heridas en la noche, nos volvemos cultos y descentes a la hora del almuerzo,
té, chocolate y pereza.
Me gusta la risa en conjunto y la comida de esta casa.
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