domingo, 28 de febrero de 2010

El tapete y la casa del futuro.


Sería mejor no haber escuchado ésta conversación, ahora, se contamina la cabeza con las manos de la mujer que espera la culminación de su deseo y el hombre que se esconde tras los cojines que ahora tengo cerca. El sabor del limón se combina con el llanto fingido y exagerado de nuestra escena, los jóvenes se duermen en colchones ficticios mientras nosotras deliramos con el sonido del teléfono y revisamos repetidamente las sillas del pasado donde descansan nuestras historias, nuestras fantasías bañadas de tristeza. Le hacemos frente a la vida con trozos de carne y menta (Pero no juntos). La danza reaparece pero no como una verdad absoluta sino como una fuente de poder. Sin pies derechos o con ambos, sin formalidades en la estructura de la danza y la música que vibra dentro de mi cuerpo.Una ciudad que se rompe y mi corazón con él, por el placer de sus palabras alimentando mi ego y mi bonita fuente de placer.

Y mi virginidad en su puerta tan lejos y la mirada inquisidora de los visitantes.

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