Es como todo, las mañanas vuelven más esperanzadoras en la partida, los días me hacen cantarle los pollos de mi cazuela a mi pequeño pollo (qué ironía).
Hoy por ejemplo, estoy pensando en la voz de la noche anterior, en los mensajes acerca de la colombiana y la despedida triste, en la boca del lobo, en el movimiento de cadera de mi compañero de baile, en el hermano de mi amante de un solo día y su regreso al
país de María Mulata.
Pero no es un día para dar detalles, probablemente tampoco para escribirle a mi lengua que tanto amo. tal vez solo enredo los hilos para cubrirle el cuello a la pokita y enredo las palabras para que hagamos una sopita con mi cabeza.
Te doy una cuchara a ti, para que revuelvas mi cabeza y me comas con tu boca (Espero no de lobo) y me lleves contigo.
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